De la ciencia ficción en la literatura borgeana


En el aniversario de Jorge Luis Borges, el Ministerio de Cultura de la Nación de su país natal conmemoró los ya treinta años de su muerte, creando un hashtag y una serie de vídeos donde booktubers y conocedores del autor discutían sobre sus obras y particularidades.

En uno de estos vídeos una booktuber, llamada Juli Ferraro, y la famosa Beatriz Sarlo, conversaron acerca del autor, la conversación se hizo problemática cuando la joven plantea la posibilidad de que el Aleph, singularidad presente en el cuento El Aleph, fuese una predicción de la existencia del internet, ante esto la reconocida Beatriz Sarlo interrumpió a su interlocutora asegurándole que el Aleph no es una aparato tecnológico y Borges no es Julio Verne o H.G. Wells (exponentes clásicos de la ciencia ficción). Posteriormente, Beatriz Sarlo evade la contradicción recordando la multiplicidad de interpretaciones sobre las obras del escritor, lo cual comentó antes y reafirma después.

Lo problemático no es que eso llamado -Aleph- sea o no un objeto en Borges, abriéndose campo entre el simbolismo y la imaginación, una discusión que va desde lo literario hasta lo filosófico. Lo que se debe discutir es que la visión de Beatriz Sarlo de la ciencia ficción es pobre, limitada a solo dos referentes, importantes, pero no los únicos conocidos por Borges.

Cabe anotar que gran problema es definir la ciencia ficción, que no el único, y delimitar sus fronteras, cuando para la imaginación tales límites son inexistentes y, por el contrario,  se presenta mucha más variedad de la esperada, lo que recrudece el problema de encasillar la desasosegada ciencia ficción.

Pero esta periodista, según se dice, conocedora de Borges, pasó por alto que se trata de un autor universalista, pues leyó obras en otros idiomas y de infinitud de géneros literarios, entre eso de ciencia ficción. Su cercanía a este género no es una extrapolación inverosímil, una lectura literal o superflua. Se trata de un contacto evidente en varias de sus obras -y las de sus colaboradores-. Textos que hacen notar esto son Introducción a la literatura norteamericana y/o Introducción a la literatura inglesa, en el primero dedicando un apartado para géneros como el policiaco, western, y, por supuesto, la ciencia ficción, y en el segundo mencionándolo al hablar de Wells.


Siendo esto poco, Borges estuvo encargado del prólogo para la edición en español de Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury, El hombre invisible y La máquina del tiempo, textos de Wells. Además le dedicó un breve relato a Lovecraft, otro exponente de la ciencia ficción, en El libro de arena, autor al que se refirió en la obra, anteriormente mencionada, que introduce a la literatura norteamericana.

La percepción de Borges sobre la ciencia ficción variaría a lo largo del tiempo, como lo muestra José de Ambrosio en su artículo Borges y la ciencia ficción, en la Revista Cuásar. Irónicamente, mientras José de Ambrosio encuentra una conexión entre la ciencia ficción y Borges, exhibiría su desconocimiento de una ciencia ficción lovecraftiana, la cual fue elogiada por Hugo Hernsback y editada por Astounding Stories. 

Esta visión de la ciencia ficción basada únicamente en las obras de Wells y Verne, y la creencia de que el género únicamente gira en torno a la tecnología y aparatitos, es una muestra detallada de cómo el lector latinoamericano, incluso el erudito, como Beatriz Sarlo, desprecia y desconoce el alcance del género, su variedad y las posibilidades imaginadas que incluyen, más allá de la tecnología, la otredad, lo no-humano y los inútiles intentos de escrutar en la totalidad insondable del universo. Una búsqueda que el mismo Borges emprendió en su universo literario, evocando lo imposible a través de bibliotecas cósmicas y planetas metafóricos.


0 comentarios:

Publicar un comentario