Lovecraft en contra de la charlatanería en la literatura

La vida y obra de Lovecraft ha sido infectada por un exceso de credulidad, ignorancia y charlatanería, es posible que el poder de sus relatos lograse convencer al lector descuidado que se trataba de una realidad aquella ficción que escribió durante su carrera literaria.

A pesar de las declaraciones del mismo autor, visibles en su epistolario, junto a su evidente visión cientificista y escéptica del universo, muchos, cuando no insisten en su afiliación a las supersticiones y toda clase de charlatanería, gestionada por estafadores como Lavey, Crowley o Donald Tyson,  lo acusan de ser un hombre manipulado por entidades no humanas para estar a su servicio, como creía William Lumley, en Necronomicon Files: The Truth Behind Lovecraft's Legend se puede leer la carta donde lo comenta a Clark Ashton Smith:


Como si no fuese suficiente su evidente oposición al ocultismo, esoterismo y otros engaños, plasmada en diversos documentos enviados a sus allegados, esta posición también está reflejada en el reconocido ensayo Supernatural Horror in Literature (1927), obra de no ficción en la cual hace un repaso de la presencia del horror cósmico en una gran cantidad de obras literarias a lo largo del tiempo.

Las críticas a elementos supersticiosos se pueden leer, por ejemplo, cuando habla de los autores del siglo XIX:

a wave of interest in spiritualistic charlatanry, mediumism, Hindoo theosophy, and such matters, much like that of the present day, was flourishing; so that the number of weird tales with a “psychic” or pseudo-scientific basis became very considerable.

Al hablar de los autores de la época moderna:

This, at least, is the dominant tendency; though of course many great contemporary writers slip occasionally into some of the flashy postures of immature romanticism, or into bits of the equally empty and absurd jargon of pseudo-scientific “occultism”, now at one of its periodic high tides.

También al criticar algunas obras de Algernon Blackwood, atacando, a su vez, el moralismo allí presente:

is marred by several defects such as ethical didacticism, occasional insipid whimsicality, the flatness of benignant supernaturalism, and a too free use of the trade jargon of modern “occultism”.

Y es que para Lovecraft, los autores previos al canon de Edgar Allan Poe se veían apresados por elementos insulsos para la literatura fantástica, como el tan criticado moralismo:

hampered by more or less of conformity to certain empty literary conventions such as the happy ending, virtue rewarded, and in general a hollow moral didacticism, acceptance of popular standards and values

Igualmente, es entendible que para el autor los creyentes en supercherías ven como normal lo que es sobrenatural y fantástico, por lo que se les dificulta el delimitar la realidad de la ficción, y por lo tanto no tienen tacto para el terror cósmico:

It may be well to remark here that occult believers are probably less effective than materialists in delineating the spectral and the fantastic, since to them the phantom world is so commonplace a reality that they tend to refer to it with less awe, remoteness, and impressiveness than do those who see in it an absolute and stupendous violation of the natural order.

Culmina magistralmente su repaso y crítica a las obras literarias, al mencionar la oposición de fanáticos religiosos y ocultistas contra la ciencia, y elogia los aportes que puede hacer esta última a la narrativa fantástica:

the fatigued reaction of “occultists” and religious fundamentalists against materialistic discovery and through the stimulation of wonder and fancy by such enlarged vistas and broken barriers as modern science has given us with its intra-atomic chemistry, advancing astrophysics, doctrines of relativity, and probings into biology and human thought

Así, a través de este ensayo, Lovecraft exhibe una vez más un cientificismo y un admirable escepticismo, que los estafadores y crédulos siguen obsesionados en negar e ignorar para continuar erigiendo mentiras sobre el autor, el cual no hubiese permitido difundir tales bajo su nombre. Es por esto que es necesaria la defensa constante de su pensamiento y obras literarias, evitando que caiga en manos de los charlatanes y estafadores.

Nota: No se puede negar que el mismo Lovecraft, tan crítico de la pseudociencia, también tuvo sus fallas al considerar los postulados pseudocientíficos de Sigmund Freud para sus tramas.

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