Del creador de Sherlock Holmes, el médico y autor Arthur Conan Doyle se sabe que era un creyente en temas paranormales, lo que siempre le generó roces con el mago y cazador de charlatanes, Harry Houdini, un buen amigo de este autor, no eran raras las discusiones sobre asuntos misteriosos e inexplicables a los que se les atribuían, paradójicamente, explicaciones sobrenaturales por parte del caballero Doyle.
Fuente |
Me desagradan los traficantes de misterios, pero, entre ellos, me desagradan especialmente los aficionados. Cuando uno se enfrenta a un engañabobos a sueldo, puede uno saltarle encima y desenmascararlo en cuanto uno ha descubierto cuál es su truco. El está ahí para engañarle a uno, y uno está ahí para ponerle en evidencia.
En esta historia, un profesor de fisiología, quien considera la psicología como endeble, debido a la falta de la dureza epistemológica que tienen las ciencias naturales, resulta lidiando con los poderes sobrenaturales de una extraña mujer, a la que toma como otra charlatana gracias al evidente positivismo que expresa en varios momentos:
Pero toda mi mente está embebida de ciencia exacta. Me he entrenado asiduamente para no admitir más que hechos, hechos probados. La conjetura, la imaginación, no tienen cabida en el marco de mi pensamiento.
Que me den una cosa que yo pueda ver en el microscopio, diseccionar con el escalpelo, y consagraré mi vida a su estudio. Pero si me piden que adopte como objetos de estudio los sentimientos, las impresiones o las sensaciones, me estarán pidiendo que me dedique a una tarea antipática e incluso desmoralizadora.
A pesar de ser un hombre de ciencia, y al escepticismo que aplica a la situaciones por las que pasa, termina reconociendo con espanto que la anciana lo atormenta llevándolo casi al punto de cometer atrocidades, bajo los caprichos de la voluntad, con sus habilidades que tienen una explicación más allá de lo cognoscible por la ciencia:
En pleno corazón del país de la ciencia, estoy aplastado y atormentado por un poder del que nada sabe la ciencia.
Y así es como el ficticio escepticismo del hombre es derrotado por la charlatanería, que, como bien se sabe, sobrepasa la ficción del universo creado por autor y llega a su visión de la realidad. Puede ser que el médico británico parodiara de esta manera al escepticismo científico o dejara el mensaje en contra de este, garantizando en sus creaciones la victoria de las supersticiones que tanto le fascinaron en vida, como muestra de que estas eran ciertas a pesar la incredulidad de algunos.
0 comentarios:
Publicar un comentario