Solo hay una explicación para esto: Charlatanes

La decadencia de un canal tan interesante como lo era The History Channel empezó, en parte, con la promoción constante de ideas pseudocientíficas popularizadas por personajes famosos como von Däniken y Giorgio Tsoukalos, quienes están a la cabeza de la serie Alienígenas Ancestrales, basada en la fraudulenta teoría de los antiguos astronautas. Esta serie ha tenido alcance gracias a la moda que ha adoptado la audiencia de asegurar que fueron extraterrestres los guías o directos constructores de monumentos y ciudades antiguas que hoy son patrimonio de la humanidad.

Esta moda tiene unas raíces complejas, y se ha extendido tanto, que muchas afirmaciones de los defensores de estas ideas, cuando buscan fuentes de estas falacias, salpican a personajes ajenos a todo esto, debido a la ignorancia o cierto desespero para dar crédito a sus mentiras, uno de esos afectados es el tan mencionado en este blog: Howard Philips Lovecraft, el cual un día como hoy murió en 1937.

Obituario sobre Lovecraft, para los interesados

Algunos promotores de estas mentiras han atribuido a Lovecraft estas creencias en seres extraterrestres, como los tutores de humanos en su camino hacia la civilización, debido a que el padre del terror cósmico hace alusión en su literatura a la presencia de seres exteriores previa a la aparición de los humanos, y por supuesto, mucho más poderosos e inteligentes que nosotros. Por esto no es raro toparse con quien cree que Lovecraft estaba dando clases de xenoarquelogía, estaba poseído por demonios (o extraterrestres dado el caso). Hasta se plantea que estaba conectado con la teosofía, cienciología y/o religiones ovni habidas y por haber, difundiendo la dichosa teoría de la intervención extraterrestre en revistas de ficción y terror.


(...) These vertebrates, as well as an infinity of other life-forms—animal and vegetable, marine, terrestrial, and aërial—were the products of unguided evolution acting on life-cells made by the Old Ones but escaping beyond their radius of attention. They had been suffered to develop unchecked because they had not come in conflict with the dominant beings. Bothersome forms, of course, were mechanically exterminated. It interested us to see in some of the very last and most decadent sculptures a shambling primitive mammal, used sometimes for food and sometimes as an amusing buffoon by the land dwellers, whose vaguely simian and human foreshadowings were unmistakable.

At the Mountains of Madness

¿Podría la ya decadente imagen de este excéntrico, racista y xenofóbico autor providenciano ser salvada de los charlatanes y crédulos? y ¿cedió el escéptico y ateo autor ante la creencia en antiguos astronautas?

La respuesta es no.

Alguien que ha estado dispuesto a evitar que se mezcle literatura lovecraftiana con pseudociencia y magufadas es Jason Colavito , este escritor escéptico se ha encaminado a refutar y desenmascarar no solo las mentiras de esta pseudociencia, también se ha tomado la molestia de esclarecer la relación de Lovecraft con estas supercherías sacadas de la ciencia ficción.

De manera excelente Colavito ha desmontado, por ejemplo, la falsa relación entre Lovecraft y la cienciología, desde la cual, también, se establece una conexión entre el providenciano y L. Ron Hubbard, fundador de esta creencia, autores activos en la misma época y en la misma revista pulp (Analog), pero por más que se pareciera su ciencia ficción de extensos cosmos las diferencias están marcadas:

However, Hubbard’s cosmic vision is very different in detail and in tone from that of Lovecraft. Lovecraft imagined a grand cosmos of a multiplicity of diverse aliens and incorporeal entities that were utterly inhuman and incomprehensible, that treat humans as elephants might treat earthworms. By contrast, Hubbard’s aliens are essentially human in all but name, possessed of human vices and motivations. Lovecraft’s cosmos is also much less dependent than Hubbard’s on the tropes of space opera and Golden Age science fiction (presuming, of course, you take Hubbard’s cosmology as a literary text rather than revelation). 
Destruye también los tentáculos de la teosofía, que si bien plantea que Lovecraft la tomó como recurso (a la que Colavito también se muestra escéptico), citando en una carta de HPL a Willis Conover donde expresa lo falaz de esta:

The crap of the theosophists, which falls into the class of conscious fakery, is interesting in spots. It combines some genuine Hindoo and other Oriental myths with a subtle charlatanism obviously drawn from nineteenth century scientific concepts.

Usar como recurso para la ficción la teosofía no debería dar para que los charlatanes, con bombos y platillos, tomen a Lovecraft como otro apologista de estas absurdas creencias, pues también usó la religión, mitología, brujería, y especuló lo suficiente sobre la vida en otros mundos como para caer en la pseudociencia, pero nada de eso significó que tomase como ciertos estos recursos que explotó meramente para su universo ficticio, pues su defensa personal de la ciencia y lo escéptico que fue demuestra que se mantenía a raya de esto.

However much research Lovecraft may have done on magick, it never changed his basic worldview of atheism and materialism. (...) Till the end of his days, Lovecraft describe himself as an atheist and -mechanicist materialist-.

Necronomicon Files: The Truth Behind Lovecraft's Legend, Daniel Harms & John Wisdom Gonce III


La crítica literaria o personal contra Lovecraft puede estar bien fundamentada, pero las mentiras y tergiversaciones solo denigran del mismo autor, al que supersticiosos buscan como excusa para proteger creencias irracionales, por eso es reconfortante que Colavito use distintos medios para refutar y esclarecer asuntos importantes de estos temas, usando tanto artículos, como libros y vídeos.

Los medios están servidos, solo queda esperar a que sean usados por los que tengan una pizca de curiosidad y no traguen entero de la charlatanería en todas sus facetas que infecta y menosprecia  el legado literario de H. P. L.


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