El caso de Mark Twain

A Samuel Clemens se le conoce y admira por su postura crítica contra la religión, lo hacía con la calidad de escritor de una visión laica sin traba alguna, también se le puede admirar porque no caía en las artimañas de los estafadores, conservando un sano y rescatable escepticismo.

Además, mostraba un interés por la tecnología, apoyando su labor de escribir con el avance de la máquina de escribir en su época, inclusive estaba muy relacionado con el reconocido y brillante inventor Nikola Tesla, al punto que se le puede ver al escritor en el laboratorio de este último:

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Pero también estuvo por un tiempo impresionado por lo misterioso, ya que posterior la muerte de su hermano, a causa de una explosión en el barco a vapor Pennsylvania, aseguraba que había soñado cómo iba a suceder esta tragedia, debido a esto, junto a otros eventos raros durante su vida, el autor se vio interesado en buscar explicaciones desde la parapsicología, haciéndose miembro de la Sociedad para la Investigación Psíquica, compaginando con William James, y planteando una especie de capacidad de la mente humana de transmitir el pensamiento, mental telegraphy (¿telepatía?), sin necesidad de conexiones, lengua y sin importar la distancia.

Si bien es rescatable el que el hombre propusiera buscar un modo científico para desarrollar esta influencia de una mente sobre la otra, lamentablemente daba por sentado, al buscar una manera de mejorarlo rebasando la tecnología de esa época, su creencia de que las mentes podían comunicarse de manera paranomal, rindiéndose ante explicaciones místicas sobre las situaciones por las que había pasado y atribuyéndoselas al funcionamiento de lo que desconocía.

Es posible que haya tomado un mal camino en su exploración de la psicología sin anticiparse a que esta siempre ha sido el blanco preferido por la pseudociencia.

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