Premio Mundial de “Corrección Política y Literaria”

La exclusión del busto de Lovecraft dado como reconocimiento en los premios mundiales de fantasía (World Fantasy Awards) ha encendido la discusión sobre la moda de corrección política en ascenso en diversos eventos literarios, S.T Joshi no tardó en atacar esta decisión:

The decision seems to me a craven yielding to the worst sort of political correctness and an explicit acceptance of the crude, ignorant, and tendentious slanders against Lovecraft propagated by a small but noisy band of agitators. 
Años lleva la discusión sobre lo terrible que parece ser premiar a un autor con el busto de un racista, homofóbico y xenofóbico declarado, por lo que tendría sentido buscar cambiar ese rostro del odio por un rostro políticamente correcto que represente premios conocidos mundialmente.

Pero esto no resulta ser más que una idiotez, si pensamos en la época y el país en el que vivió Lovecraft nos encontramos con que eran típicos los linchamientos y ahorcamientos de afrodescendientes, evidencia de choques étnicos en la época, desgraciadamente era una sociedad absurdamente racista, a pesar de que la esclavitud había sido abolida en 1777 (Vermont, primer estado), por supuesto no era la única del continente.

Aunque no existe justificación de atrocidades ni pensamientos así, posiblemente la crianza e idiosincrasia de una época forjó el execrable prejuicio racial que ha causado el cambio de busto. Sin embargo así como no existe justificación para esto, tampoco tiene lógica alguna cambiar el aspecto del premio, ya que representa la elección de una obra de ficción especulativa destacada, no una ideología de imperante adhesión por parte de los autores. Esto quiere decir que así como el premio no aspira a representar pensamientos negativos, no es su objetivo, no puede homogeneizar los pensamientos de los autores, porque pierde el horizonte literario contaminándolo con tendencias ideológicas y cuestiones personales.

En definitiva, el busto representaba un exponente de la ficción especulativa, no un molde político a seguir, por esto mismo es dado como reconocimiento a quienes producían esta literatura,  no a ideólogos ni políticos que luchen contra el racismo, por supuesto la literatura siempre estará ligada a las ideologías, si se busca esto último, los nombres de los premios deberían cambiarse a Premios Mundiales de “Corrección Política y Literaria” estableciendo así un filtro literario con el fin de suprimir la diferencia, los conflictos, el odio y los prejuicios, premiándose la homogeneidad, algo de proporciones distópicas que pueden leerse y tanto se critica en la ficción especulativa.



Para pensar...

Si de cuestiones ideológicas se trata, un caso local como el de Gabriel García Márquez no merecería ningún reconocimiento pues su execrable moral le impidió condenar el arresto de Heberto Padilla por el régimen castrista, y no debería existir el Premio Gabriel García Márquez, sin decir no sería el único escritor de ideas repudiables.
Podríamos seguir mencionando autores que no merecen reconocimiento solo por su forma de ser y no por la calidad literaria de sus obras que es lo que interesa.

Por otro lado entre lo criticable del autor, paradójicamente, nada se destaca de su escepticismo e incredulidad en una sociedad altamente religiosa y supersticiosa, la cual persiste actualmente, con tanta violencia alimentada por el dogmatismo, es posible que para la corrección política esto sea también execrable en lugar de admirable.

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